jueves, 16 de octubre de 2008

Jose María Mardones: "ÉTICA CIVIL Y RELIGION. LAS PORTACIONES DE LA RELIGIÓN A UNA ÉTICA CIVIL EN LA SOCIEDAD DEL RIESGO"

JOSE MARIA MARDONES, “ÉTICA CIVIL Y RELIGION. LAS PORTACIONES DE LA RELIGIÓN A UNA ÉTICA CIVIL EN LA SOCIEDAD DEL RIESGO”
RESEÑA, PARTE 4: FUNCIONES DE LA RELIGIÓN EN LA SOCIEDAD CIVIL

Este texto fue escrito por el filósofo español José María Mardones, quien nació en 1926 y murió en el año de 2006 fulminado por un ataque al corazón; este escritor es uno de los filósofos vascos más recordados, primero por su prolífica carrera y segundo, por el récord de ventas de sus más famosos libros, entre los que se destacan: “Dialéctica y sociedad irracional. La teoría crítica de la sociedad de M. Horkheimer”, una de sus primeras obras, fue pionera en la recepción española de la Escuela de Frankfurt, una línea de trabajo que daría un nuevo fruto, veinte años después, en otra de sus destacadas obras: Habermas y religión (1998). El texto de Mardones, describe algunos de los campos en el que el factor religioso afecta casi directamente a la sociedad, y bajo este punto de vista estudia la forma en la que la religión logra moralizar junto con la ética las normas que guían a diversas sociedades. Mardones plantea el hecho casi evidente de la entrada de la religión en la sociedad, al plantear al hombre como el centro del mundo sagrado; otra de las proposiciones es que algunos de los mandamientos descritos por la ley divina se constituyen como fuentes y soportes fundamentales, al establecer normas en las comunidades; la última proposición a destacar, es que la religión logra penetrar al colectivo a través de ideologías políticas como la democracia.

Algunas de las religiones, por no decir todas, y especialmente las religiones tradicionales, sitúan al ser humano en el centro de sus enseñanzas y proposiciones, y eso debe ser, porque algunas de las cuestiones existenciales más “místicas” obedecen al orden humano. Mardones plantea que la religión logra entrar en el canal grupal a través del establecimiento, por lo menos teórico, del antropocentrismo; si ese factor religioso plantea al hombre como el elemento central, y es el hombre, el que configura el panorama social, podríamos concluir a modo deductivo, que la religión trabaja a la sociedad a través del canal antropocentrista; la siguiente cita podrá reseñar lo descrito anteriormente: “De una manera u otra, la religión responde a las grandes cuestiones fundamentales del ser humano: las preguntas sobre el amor y el sufrimiento, sobre la culpa y el perdón, sobre la vida y la muerte. El ser humano aparece en el centro de las religiones. Y en todas es enaltecido este ser humano con una dignidad sin par (cabe Dios, el Absoluto---.)” (CARDONES, 1995; 5). La presencia del respeto absoluto de la religión hacia el ser humano y hacia su dignidad, le configura un papel claro e importante en la alteración del mundo social.

Es interesante notar que aún las leyes morales, establecidas en países de profunda inspiración antirreligiosa, comparten rasgos similares en comparación con otras naciones, donde la creencia religiosa está por todos lados, y una de las razones más contundentes de esta conexión, son algunos de los 10 mandamientos establecidos por la ley divina. Mardones sugiere que, por ejemplo, normas universales de tipo moral como la paz, una cultura de la no violencia y del respeto a toda vida y a la naturaleza, se establecen bajo el mandamiento divino de “no matarás”, y ello sería solo un ejemplo de los tantos que Cardones proyecta en su texto: “la tolerancia y de una vida vivida con veracidad (no mentir), la solidaridad y de un orden económico justo (no robar), la igualdad de los derechos y por la hermandad entre hombre y mujer y todos los seres humanos sin distinción de razas (no prostituirás ni te prostituirás).” (CARDONES, 1995; 5). La aplicación de las leyes divinas en la configuración, por ejemplo, del programa humanitario o del programa de la organización de los derechos humanos, crea un canal muy contundente por el que la religión viaja y se encuentra “de cara” con el colectivo.

La democracia es un sistema de organización social-político, y su “espíritu” está básicamente encaminado, hacia el establecimiento de un bien colectivo, y es interesante que el factor religioso –mediante su ideal de “solidaridad”- penetre este tipo de ideologías. Mardones plantea, que la democracia y la religión, comparten ese mismo afán de “centrar al hombre en lo verdaderamente importante”, que en este caso sería, la concentración de todos los esfuerzos humanos en el bien de la sociedad, y no en distracciones colectivas como el consumismo, y lo anterior dicho es planteado por Cardones bajo las siguientes palabras: “Sin ciudadanos con la mirada, con la atención educada, no superaremos la mayor forma de distracción colectiva de nuestra sociedad moderna: el centramiento en el dinero y el consumismo. Desde este punto de vista, la aportación de la tradición religiosa que eduque a mirar los rincones oscuros de nuestra sociedad (B. Brecht), a no centrarse en los propios intereses, cumple una función fundamental para la actitud moral básica, el talante, que requiere la vida democrática responsable” (CARDONES, 1995; 5). Tanto el factor religioso como el factor democrático, logran conexiones casi fantásticas, y con un medio común: el colectivo.

El texto de Cardones es interesante, debido a que logra plasmar de manera pragmática, algunos de los tantos canales por los que la religión “trabaja” a la sociedad. La religión vive y se esconde, a través de las costumbres regionales y manifestaciones culturales, que aún sin saberlo, han sido modificadas inevitablemente por el mundo sagrado.

Numero de palabras: 885

Link:
http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras42/textos2/sec_5.html

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